domingo, 19 de febrero de 2012

Lucha de gigantes (2)

Soledad. Entre ella y el silencio me hallo. Naufrago. Vagabundeando entre las tinieblas, solo mis respiración escucho. Grito en silencio, el ruido ya me asusta. Hace tanto que me alejaron de la humanidad que no soy capaz de recordar que era aquello, el bullicio de las plazas, las risas, el olor a la comida recién hecha. Comida.. Niños.. Animales.. Mi dragón.. Un vago recuerdo tengo de todo aquello.. Hace tiempo que no siento, que no padezco, hace tiempo que estoy muerto. Muerto por dentro y atrapado por fuera.. Los dioses del estrado me encontraron, no sé lo que me hicieron pero desde aquel entonces no soy yo, observo mi cuerpo inerte desde fuera, sin embargo aún me oigo respirar, aún oigo un tenue pálpito de mi corazón, temo que algún día ese latir se apagué y ya no tenga salvación, mientras tanto, busco la salida por cualquier resquicio de esta lúgubre instancia en la que me apresaron el día de mi decimosexto cumpleaños. A mi pesar, recuerdo demasiado bien los hechos de aquel catastrófico amanecer.
Serían poco más de las cinco, el sol aparecía de entre las montañas, la mirada fija en el horizonte, buscaba algo de tierra, llevaba dos días viajando por mar, navegaba a la deriva, sin una ruta marcada ni un camino que seguir estaría perdido, saqué el mapa con la esperanza de poder orientarme a través de él, me equivoqué. Entonces, a lo lejos vi brotar de la bruma algo que, desde la distancia, parecía una isla. Quise acercarme, cuanto más me acercaba peor me sentía, iba perdiendo fuerzas y, los momentos más escalofriantes lo viví cuand¡POR TODOS LOS DIOSES! Alguien ha entrado en la estancia, lo noto, me nota.. ¿Qué está pasando?¿Dónde me llevan?
Gritos. Oscuridad. Túnel. Liberación. Silencio. Muerte.