domingo, 26 de diciembre de 2010

Domingo 26 de Diciembre.

Estaba sentada en un bosque, había un pequeño rió, oía como corría el agua, eso me tranquilizaba, algo...algo paso no recuerdo el que, me alarme y corrí hacia el pequeño riachuelo. Me asome a el para refrescarme la cara, cuando apenas había metido la nariz, un olor nauseabundo me hizo apartarme, no era agua lo que corría, era sangre.
Entonces lo vi, en la sangre se reflejaba el rostro mi fallecido padre. Miro hacia arriba y me viene a la mente la imagen de mi casa ardiendo en llamas rojas como el vino, y a mi padre corriendo hacia ellas para sacar a mi hermano menor que aun permanecia dentro. "No pudimos hacer nada por ellos" les oía decir q los sanitarios, yo a penas sabia que querían decir, pero entonces lo vi, vi a mi padre metido en una bolsa de plástico y a dos hombres cargando con ella y metiéndola en una furgoneta.
Entonces lo oí de nuevo, ese llanto volvió a despertarme, pero esta vez no le hice caso, y finalmente paro.
Me quede mirando el techo y recordando con ternura a mi hermano y a mi padre. Todos los momentos felices que pasamos juntos.
Han pasado casi dos años desde aquel suceso y yo me sigo preguntando cada día, por que no les dije que les quería cuando aun tenia tiempo, por que ahora no estaban y sabia que jamas podría decírselo, las ultimas palabras que le dedique a mi padre fueron: "déjame en paz quieres".
Jamas me arrepentiré tanto de algo como de aquellas palabras.

La Casa.

Desde que llegue a esa casa todo fue distinto, mi vida, mis amigos, mis familiares, mis sueños.... todo cambio.
Todas las noches me despierto oyendo el mismo llanto, busco y busco por toda la casa pero jamas logro encontrar el lugar del que proviene, a veces creo incluso que el llanto proviene de mi mente, una especie de reclamo causado por el estrés, pero es tan real, me niego a creer que es fruto de mi desbordante imaginación.